Fabio Humberto Rivera

Los países latinoamericanos han venido chicaniando de estar blindados ante la crisis económica que desde hace más de un año soporta el mundo. 

Colombia ha minimizado el riesgo argumentando tener un sistema financiero sólido y ha sacado de la manga un plan de inversiones de 55 billones de pesos para darle tranquilidad a la economía y al país, pero éste ya hacía parte de los diferentes planes de desarrollo y no traen nada nuevo.

 

Los gobiernos regionales y locales también mojan titulares en los principales diarios con anuncios de grandes inversiones que no arrancan.

 Por supuesto que deberíamos estar más preocupados por lo que nos está afectando y nos va a afectar aún más.

 

 El desempleo creciente es un indicador directo de que la crisis también nos toca. 

 

La disminución de las remesas que envían al país, entre 3 y 4 millones de colombianos que trabajan en el exterior, la baja ocupación hotelera que mide una caída en el turismo, la desafiliación de E.P.S y de fondos de pensiones de miles de compatriotas; el aumento de la indigencia; la caída de las exportaciones de textiles, café, frutas, flores entre otras; la disminución del precio del petróleo, son una muestra contundente de que la crisis mundial está golpeando a Colombia, Antioquia y Medellín. 

 

Medellín denota una menor demanda en vivienda para clase media y gran lentitud en la oferta en vivienda de interés social. 

 

Todo lo anterior nos conducirá a más desempleo, a mayor pobreza, que exige de los gobernantes nacionales, departamentales y municipales, creatividad, compromiso, inversión nueva y celeridad en la ya aprobada. 

 

El Alcalde de Medellín debería postergar algunos proyectos no tan necesarios para dar paso a la iniciación de obras más indispensables en todos los barrios para dinamizar la economía. 

 

El Concejo debe propiciar el debate sobre cómo y en qué invertir en tiempos de crisis sea para lograr un consenso con la administración sobre la ineficiencia de contratos que se hicieron en el último trimestre del 2008 y no repetirlo en el 2009, o para darle paso a la aplicación de nuevos recursos a proyectos que generen empleo. 

 

Las vías, los colegios, los parques, las bibliotecas, los hospitales, Metroplús, los bulevares, los escenarios deportivos y la rehabilitación y construcción de vivienda, entre otros, deben estar en un plan de urgencia, acortar sus tiempos de estudios, diseño y licitación para que tengamos fuentes de trabajo en todos los sectores de la ciudad. 

 

El sector privado debería adelantar sus proyectos de inversión en hoteles, clínicas, y planes parciales como el de Argos y Simesa.

 

 El gremio constructor, el Concejo y la Alcaldia tienen que acelerar la concertación con el Gobierno Nacional para la estructuración de la gran vía que una a los municipios de Caldas y Bello. 

 

El Metro y el Área Metropolitana deben dejar de planear para pasar a ejecutar, es la hora de la regional oriental o doble calzada entre la Universidad de Antioquia y Zamora, pasando por Moravia. 

 

 El IDEA y EPM dueños mayoritarios del proyecto Pescadero Ituango podrían iniciar ya la compra de predios y las obras viales que se requieren para comenzar tan importante proyecto, sin esperar a que aparezca del cielo un inversionista extranjero que parece estar muy lejos. ¡A capitalizar señores! 

 

A Medellín también le afecta la crisis mundial, estas son algunas rutas para enfrentarlas.  Usted que lee esta columna puede proponer que hacer para crecer y así evitar un mayor deterioro social.