Por: Jorge Mejía Martínez

Los que encuentran en la crisis de la seguridad, la oportunidad para caerle más encima al Alcalde de Medellín, como lo han hecho en los últimos años, acusan una gran miopía. Politiquería barata. En Itaguí al Secretario de Gobierno le solicitan la renuncia, en Caucasia acusan al mandatario de no colocarle el pecho a la debacle y hacia Envigado se despliegan los temores. Los interesados buscan reventar la cuerda por donde está más floja. Evitan mirar hacia más arriba porque se encontrarían con la mirada intimidante desde el Palacio de Nariño, donde se radica la responsabilidad de la seguridad pública en el país. La situación es muy preocupante, angustiosa, pero -así suene a consuelo de tontos- va más allá de la localidad. Veamos tres informaciones conocidas recientemente. El Instituto Nacional de Medicina Legal acaba de certificar un incremento de la criminalidad por encima del 10% en las principales cinco ciudades del país, comparando los periodos enero a mayo de 2009 y 2010, dado que los homicidios pasaron de 2.307 a 2.547 en Medellín, Cali, Barranquilla, Cartagena y Bogotá. Según información de El Colombiano, en Cali se habla de 76 homicidios al año por cada 100 mil habitantes, sigue Pereira con 68, Palmira con 67, Medellín con 65, Cúcuta con 53, Barranquilla con 31, Cartagena con 25 y Bogotá con 22, citando a Jairo Libreros, catedrático y experto en seguridad. En el ámbito nacional se habla  de 39 casos por cada 100 mil habitantes, una radiografía que sigue ubicando a Colombia por fuera de los estándares internacionales trazados por las Naciones Unidas, según los cuales para calificar una ciudad como segura debe estar máximo en 5 homicidios por cada 100 mil.

El Instituto para la Economía y la Paz, con sede en Australia, publica desde 2007 un estudio comparativo sobre la violencia en el mundo a través del Índice Global de la Paz (IGP). Latinoamérica se encuentra entre las regiones del mundo donde más ha caído dicho índice respecto al 2009. Mientras el grado de pacificación de Uruguay es de 24 (por delante de España, que está en el 25), siendo el Estado más tranquilo, Colombia, en el número 138, es el más violento de la zona. En el mundo el país más pacifico es Nueva Zelanda y el más violento es Irak (149). ¡Estamos a 11 puestos! El análisis se hace en función de 23 indicadores que combinan factores internos y externos de los países, desde el gasto militar, las relaciones con los Estados vecinos o los niveles de crimen violento. Es compilado y analizado por la unidad de inteligencia de la revista británica “The Economist” (Semana.com 9 de junio 2010)

Un estudio de la universidad ICESI de Cali (Semana.com 2 de junio 2010), encontró que la economía en Colombia mejoró entre 2002 y 2008 como consecuencia de una situación global y que la cantidad de homicidios está relacionada con el comportamiento de las finanzas. Según la publicación universitaria “la variación anual de la violencia homicida en Colombia está correlacionada negativamente con la variación anual del PIB real desde el año 1995, es decir, en los años que la economía crece a tasas superiores al promedio histórico, el número de homicidios baja; y por el contrario, cuando la economía se desacelera, el número de asesinatos aumenta”. La actividad económica tuvo una recuperación entre 1996, 1997 y 1998. En 1999, con la crisis económica, los casos de homicidios se incrementaron y siguieron aumentando hasta 2002. “A mediados de 2008 cuando estalló la crisis de las hipotecas sub prime, el ciclo económico nuevamente empezó a desacelerarse lo que reactivó la violencia homicida en Colombia, que en 2009 mostró cifras alarmantes y rompió su tendencia decreciente”.

Tirarles piedras a las autoridades locales, es lo más fácil y simplista; Las variables de la inseguridad urbana son más complejas. Hace falta más análisis para encontrar los resortes que la mueven. Por ejemplo, voy a dejar planteada una pregunta cuya respuesta es fundamental para entender la realidad que nos agobia: ¿La violencia se puede explicar sencillamente como consecuencia de la confrontación intestina del narcotráfico o debemos reconocer que más que narcotráfico lo que nos pisa los talones es la MAFIA, entronizada en una sociedad achicopalada que todo lo reduce a la droga?