Por: Guillermo Mejía Mejía
Como diría Susanita Ramírez en El Colombiano hace algunos años, Medellín se encuentra de plácemes por la presencia en la ciudad del famoso actor estadounidense Tom Cruise, quien se dispone a filmar su bella película “MENA”, en la que se recrearán las épicas actuaciones de nuestros ilustres próceres de la familia Ochoa y del nunca bien recordado Pablo Escobar.
Tom Cruise es uno de los actores más conocidos de Hollywood y seguramente la película de la que será protagonista, será vista en todos los Estados Unidos y Europa. La historia que se narrará en el filme no tiene nada de constructiva. Se trata de un nuevo culebrón sobre el tráfico de drogas, donde Medellín será el epicentro de las hazañas de los narcotraficantes que tanto daño le han hecho a la imagen de Colombia en el exterior.
Ingenuamente nuestras autoridades manifiestan que la película contribuirá notablemente a divulgar la nueva cara de la ciudad. Como si los productores no supieran que solo la violencia, la sangre, el narcotráfico y todas las peores manifestaciones humanas actuales son las que venden cine. Nos tratarán como parias, como país inviable, como desechables. No esperemos trato benigno en este filme. Nos mostrarán como si el fenómeno no hubiera sido del pasado sino que es una realidad actual.
El pasado 12 de mayo de este año, el doctor Juán Camilo Quintero, figura bastante importante de la administración municipal, escribía en El Colombiano una columna llena de optimismo titulada “Nuestra Nueva Medellín” en donde narra, con profundo amor patriótico, cómo es la nueva imagen de Medellín, especialmente en Nueva York, en donde estuvo de orador en un certamen promovido por Sodexo. Decía Juán Camilo, pletórico de entusiasmo, lo siguiente:
“La ciudad, gracias a ese cambio progresivo de imagen, ha logrado captar eventos globales como la asamblea del BID, Foro Mundial Urbano, Asamblea de la OMT, Foro Global de Emprendimiento y muy probablemente captaremos el Foro Económico Mundial, un evento que el alcalde estuvo gestionando de manera directa la semana pasada en México. Estos eventos son reservados para las ciudades que cuentan con las mejoras condiciones logísticas y con reputaciones positivas. Que los estemos captando para Medellín demuestra que la imagen positiva que estamos proyectando nos permite decir que la violencia de los 90, con toda su sevicia, es prueba superada. Y precisamente hablamos de una nueva Medellín porque hemos logrado pasar de la más violenta del mundo a la más innovadora. Con seguridad, este año saldremos de la lista de las 50 ciudades más violentas del mundo, logro que no es para nada despreciable.”
Lo curioso es que Juán Camilo, de muy buena fe, desde luego, nos quiera hacer creer que la violencia de los 90, con toda su sevicia, es prueba superada y para demostrarlo las autoridades permitan que la ciudad sea nuevamente el escenario de otra terrible recordación internacional. ¿No tendremos ya con Apocalypsur, El Arriero, La Virgen de los Sicarios, el Rey, Sumas y Restas, Perro come Perro, María Llena eres de Gracia, El Cartel de los Sapos, El Colombian Dream, Los Pecados de mi Padre y Rosario Tijeras?
Dejemos que el Museo de la Memoria cumpla tan molesta labor de recordar nuestro triste pasado, pero solo para nosotros. No exportemos la mala imagen. Y después nos quejamos porque nos sacan a los colombianos de la fila de inmigración en los países que visitamos para hacernos requisas “especiales”. Es que somos nosotros mismos los que nos auto flagelamos. Que filmen la triste historia del narcotraficante norteamericano Barry Seal pero en EE UU donde nació y murió y que no vengan a desprestigiarnos más.
Definitivamente la película “MENA” es un tiro en un pie que se pega la ciudad de Medellín.