Por: Luis Bernardo Vélez

Contemplar la imagen del Medellín de antaño nos remite a nuestros padres y abuelos que en los “carros de bestia” transitaban por trochas y calles sin asfalto;   en ese entonces los equinos se usaban para cargar personas, objetos, e incluso, hacer trasteos. No sólo eran transporte sino instrumento de trabajo.

Hoy esa imagen cambió; tenemos urbes desarrolladas, amplias avenidas y un abundante parque automotor. Esta transformación nos convoca a concebir a los animales en un sentido distinto: de compañía y respeto por todas las formas de vida, más que como objetos de utilidad para hombres y mujeres.

En la actualidad los vehículos halados por caballos que se usan en la ciudad para cargar escombros, harán también parte de la historia; porque la Administración Municipal y el Concejo de Medellín actúan de la mano, para que los caballos no sigan siendo usados como el ‘motor’ de unos coches.

Es así como los 228 cocheros que hay en Medellín recibirán capacitación y acompañamiento por parte de varias secretarías de la Alcaldía,  con el objeto de que mejoren su calidad de vida y cambien los vehículos de tracción animal por otros con un sistema mecánico,  los cuales tienen un valor aproximado a los 7 millones de pesos. Para ello tendrán 5 millones de capital semilla y facilidades para financiar el dinero restante.

Los cocheros ganan con esta decisión de la Administración Municipal, sin embargo son los caballos, y en general, los animales los más beneficiados, pues la protección de sus derechos es el mayor logro. Medellín gana y se convierte, de esta manera, en pionera en el cuidado de los animales, además de ser la primera en ciudad en cumplir con la normatividad nacional para el cuidado y respeto por los animales.

Con esta decisión esperamos que muy pronto, estos “carros de bestia” sólo los apreciemos en libros, en los museos de historia o quizás en un cuento que en el futuro le contaremos a nuestros nietos.