Por: Diego Calle Pérez.
Hasta el 20 de julio de 2022, llegarán los mismos a terminar el período legislativo, los mismos que fueron elegidos en el 2018, la expectativa es por los que puedan entrar en las próximas elecciones del 13 de marzo. Esos sí que serán los más esperados. Esos serán la voz de los que nunca han tenido representante en el capitolio nacional. Aunque suene un poco escéptico, lo difícil será competir con las maquinarias electorales desde los pueblos de sexta categoría y el voto de opinión de las principales capitales de la quebrada geografía nacional.
Los que llegan, por primera vez, tendrán una tarea bien difícil, si es que los dejan llegar. Si no les atraviesan toda la maquinaria que por años han tenido los que repiten desde hace tres y cuatro y hasta más periodos. Los que llegan, los que estrenan aval, muchos ni han sido concejales, ni han estado en una junta de acción comunal. Los que llegan se están haciendo contar, ni muy seguramente ni les alcanzarán los votos para librar la publicidad gastada en volantes, pasacalles, afiches, gorras y refrigerios para los que animan el desfile de motos o delegaciones de barrios.
Los que lleguen, tendrán una gran tarea legislativa, el presupuesto nacional que se avecina, las mesadas de los jubilados, los temas de educación, el presupuesto del ministerio de defensa y de justicia, las vacunas, la alimentación escolar, el internet para las escuelas rurales, la dotación del ejército nacional, la marina, la fuerza aérea, las licitaciones de las concesiones mineras, los temas del ambiente y las fronteras, los temas de relaciones internacionales.
Los que llegan, algunos están que se revientan buscando el voto, buscando halagar al despistado elector, están buscando a como dé lugar, los de siempre, perdurar en su afán de seguir figurando con la mejor votación para poder manipular el candidato presidencial de su preferencia y más cuando hay un gran abanico de dónde tirar para un lado y el otro. Las tensiones apenas comienzan a pocos días de estar en el partidor de arrancada y que suene el himno nacional para abrir las urnas que darán a los ganadores, algunos volver a repetir la hazaña, a otros, la enorme satisfacción de estar entre los elegidos, a otros, escasamente les darán un premio de consolación, diciéndoles sus jefes que esa votación les sirve para las elecciones locales, que se debe trabajar por las presidenciales, algunos, se desaniman, tira la toalla, otros empiezan a perfilarse de lista al concejo municipal o diputado. Otros, solo están esperando: ¿Quiénes llegan?