Por: Fabio Humberto Rivera Rivera

Concejal de Medellín 

 

Hemos escuchado críticas sobre la infraestructura de los colegios de calidad. Muchos cuestionan las goteras y las humedades encontradas en las nuevas construcciones, otros denuncian sobrecostos y algunos se atreven a afirmar que los diseños no favorecen la parte pedagógica.El concepto de colegios abiertos ha sido distorsionado e incomprendido. Se ha interpretado como establecimientos sin cerramiento, sin seguridad y no como se pretende, que involucre un cambio de actitud de todos los actores del sistema educativo, para permitir una óptima utilización de estos espacios por la comunidad.

 

Las denuncias que se hacen sobre las construcciones está bien que se hagan. Lo que no está bien es que estos hechos empañen el gran esfuerzo que con los impuestos de todos viene haciendo la ciudad, para garantizar educación con calidad a todos los niños y niñas, casi desde el nacimiento hasta la educación superior.

 

No está bien que por mirar solo el árbol no podamos gozar de la inmensidad del bosque. En educación, Medellín se la viene jugando con todo.

 

Por supuesto que esto tiene esfuerzos de todos lo alcaldes elegidos popularmente. No es atribuible a uno solo ni es patrimonio de ninguno en particular.  Los alcaldes antes de 2001, sin estar la educación en manos del municipio, se la jugaron por lograr cobertura para todos, nombraron maestros municipales en el momento en el que la nación congeló la nómina, construyeron nuevos colegios, dieron vida al I.T.M, acompañaron el I.C.B.F en la política de seguridad alimentaria con los restaurantes escolares para los niños más pobres e iniciaron, aunque tímidamente, la dotación de sistemas en algunos colegios.

 

En 2001 y 2002 se desarrolló todo el complejo proceso de certificación que permite a Medellín administrar desde entonces la educación que antes dependía del Departamento. Se incorporaron más de 10 mil maestros departamentales y nacionales en la planta municipal  y el personal administrativo.

 

En el gobierno de Luis Pérez, además de asumir la ciudad la responsabilidad de administrar la educación, se avanzó en la búsqueda de cobertura universal, se construyeron nuevos colegios y se mejoraron otros; se creó la Casa del Maestro, se llevaron salas de sistemas a todas las instituciones educativas, se inició la adecuación de ludotecas y la creación de escuelas populares del deporte, como apoyo a nuestro sistema escolar y se dio la fusión o integración de escuelas y colegios en instituciones educativas.

 

En el gobierno de Fajardo se hizo un acuerdo con el Concejo para hacer una inversión extraordinaria por más de 260 mil millones de pesos en 200  plantas físicas y colegios nuevos.

 

Ver hoy a miles de niños y niñas en los amplios y cómodos espacios de las nuevas ciudadelas educativas nos tiene que llenar de orgullo y de satisfacción por el deber cumplido.

 

Para evaluar hoy lo que se ha hecho es necesario remontarse al mes de abril de 2005, cuando hicimos un diagnóstico del estado en el que se encontraba la mayoría de edificaciones educativas de Medellín,  estudio que fue publicado por los medios de comunicación.  Sólo así podemos valorar lo mucho que se ha hecho y el éxito de esas realizaciones en manos de la Secretaría de Educación y de la E.D.U.

 

En los últimos cinco años, los gobiernos de Fajardo y Salazar, en compañía de un buen Concejo, le han apostado a la educación con ganas. Además de mejorar la infraestructura se ha aprobado Medellín digital, vitrinas pedagógicas, la municipalización de la educación superior de instituciones como el Colegio Mayor y el Pascual Bravo y el crecimiento extraordinario del I.T.M liderado por su Rector.

 

El estímulo y capacitación de los maestros, la construcción de las bibliotecas, la gratuidad de la educación, las olimpiadas del conocimiento, los unires, el programa de colegios saludables y el de colegios con calidad, entre otros, son una muestra del gran apoyo que ha recibido la educación en Medellín. Sus resultados, con absoluta seguridad, están por venir.

 

Falta por hacer, pero también se ha hecho mucho y esto es lo que quiero resaltar hoy. Son cuantiosas inversiones con los impuestos de todos, encaminados a brindar educación con calidad para todos los medellinenses.

 

No podría terminar sin mencionar dos aciertos más. Usted puede alimentar esta lista desde su mirada. El primero es la política pública de Buen Comienzo y su proyecto de construir 20 nuevos hogares infantiles, para que se dé atención a los niños menores de cinco años. El segundo es el fondo de becas del Municipio de Medellín con recursos E.P.M, iniciativa de Fajardo y aprobada por el Concejo anterior, programa que beneficia a 12 mil jóvenes de los estratos 1, 2 y 3 para que puedan estudiar una carrera en cualquier universidad.

 

420 mil niños atendidos desde Buen Comienzo hasta el grado 11 y 40 mil en educación superior por cuenta del municipio son cifras dignas de mostrar. Disfrutemos la inmensidad del bosque sin olvidar que el diablo está en los detalles.