Por: Verónica Arango.

Un informe publicado por Proantioquia, nos mostró una realidad desafiante: a cierre del año 2022, aproximadamente 60.000 estudiantes no habían regresado a los colegios después de la pandemia. Una cifra que nos obliga a cuestionar las políticas que se están implementando para garantizar el derecho a la educación de miles de niños, niñas y adolescentes que habitan los 125 municipios de Antioquia.

La educación es el cimiento sobre el cual se construye el desarrollo integral de cada individuo y de una sociedad próspera. Es la herramienta que abre la posibilidad de un universo amplio de oportunidades equitativas para todos. Sin embargo, la crisis sanitaria del COVID-19 agudizó las brechas existentes, pues factores asociados a la conectividad, equipamiento tecnológico de calidad, entre otros, terminaron afectando especialmente a las poblaciones más vulnerables.

Por lo anterior, considero que el camino es fortalecer la colaboración entre los actores relevantes: instituciones educativas, padres de familia, sector privado y autoridades locales. Juntos, podemos identificar las barreras que impiden el retorno escolar y diseñar estrategias eficaces para superarlas. De igual forma, se debe priorizar la inversión en infraestructura educativa. Esto implica mejorar las condiciones de las escuelas, proporcionar recursos tecnológicos adecuados, así como garantizar entornos seguros y saludables.

No podemos permitir que la educación de los más pequeños sea otra víctima de una crisis heredada a nivel global, que además el “Gobierno del Cambio” está profundizando en nuestras regiones por sus nefastas decisiones. Es momento de actuar de manera decidida y urgente. Como diputada de Antioquia y defensora de la educación, considero que como sociedad debemos comprometernos para trabajar de manera mancomunada para que ningún niño o niña se quede fuera de los salones de clase.

El futuro del departamento está en nuestras manos. Cada alumno que no regresa a las aulas es una oportunidad perdida para su desarrollo y para el progreso de la región. Es hora de unir esfuerzos para reconstruir el camino educativo hacia la excelencia, debemos abordar cada caso con el mismo compromiso. Si los niños no van a las escuelas, las escuelas deben ir por lo niños.