Por: Diego Calle Pérez
La Cumbre de las Américas fue tan falsa como la propia relación de Maduro con Colombia. La Cumbre fue el fiel reflejo de lo que viven los países de este hemisferio en más de medio siglo de relaciones fallidas. Obama no enfrento a Maduro. No hay líderes que hicieran el discurso reflexivo. No hay un tema que conmueva. Ni pobreza, ni salud, ni comercio, era el encuentro para la foto. Maduro no enfrento a Obama y los Panameños fueron los anfitriones. Todo se mueve en el Canal.
América Latina tan verde como sus montañas, sus riquezas naturales tan envidiables para tantos países del mundo Occidental. El desempeño de la región más verde del mundo lo mide el Banco Interamericano de Desarrollo y la Cepal que de una forma muy particular quiere presentar sus propuestas desde el país de la manzana chilena. Los países de la Cumbre de las Américas deben de someterse a las decisiones del coloso del norte. Desde México hasta Argentina son las mismas políticas no de desarrollo sino de deuda externa.
En las décadas del sesenta y el setenta, las llamadas épocas perdidas de América Latina, sí que quedaron bien perdidas. Jesuitas, Franciscanos y Agustinos, reforman sus ideas católicas con la teología de la liberación. Tuvimos sacerdotes ideólogos y un Camilo Torres imitando al Che. Ni la industria, ni el comercio, ni la unificación de planes de desarrollo. Solo refritos de socialismo y comunismo. El llamado Castrismo y el contra de Nicaragua, el golpe a Salvador Allende por su mejor amigo Augusto Pinochet, y los gobiernos militares de Uruguay y Argentina con Videla. Colombia tuvo a un militar de apellido Rojas y sus nietos defraudaron la memoria de la Anapo y sus vertientes de izquierda.
En los ochenta la guerra de las Malvinas fue la noticia. Thatcher y Reagan montaban el neoliberalismo, con la disculpa de abrir fronteras y hasta nos afectó el muro de Berlín. Mijaíl Gorbachov nos vislumbra con la perestroika y acaba la alcahuetería de los generales rusos en Afganistán. Desaparecieron muchos muros ideológicos y se fortalecieron los grandes monopolios del Mundo. Con los años apareció la tercera vía de Tony Blair y Juan Manuel Santos encantado nos la aplico con el triunvirato, Pastrana, Uribe y Santos, todos gobernando por un mismo interés.
El desarrollo de varios países de América Latina no se ve, ni encaja en el continente Americano. Drogas ilícitas y corrupción son los dos pilares que mueven la economía desde México hasta la Argentina. Todos los países de América Latina atraviesan por las mismas crisis como si fuera un efecto domino. Robos, atracos, extorsiones, falsificación de visas, prestamos paga diario, secuestro, llamadas anónimas, sicariato, pobreza, desempleo en tasas que progresan y el rebusque en los semáforos. Las crisis de la educación son en Ecuador, Bolivia y Chile. Los sindicatos intimidados hacen lo posible por revindicar la clase obrera que desde Iquique, en la mina del salitre, recuerdan los mineros de Amaga en Antioquia.
La historia comparada entre unos países y otros se puede resumir en dos razones: por un lado la Iglesia católica que sigue sin un concordato acorde a los países y los intereses de Estados Unidos de Norteamérica, no dejan crecer con autonomía. Todo depende del dólar. El sueño de Bolívar de unificar cinco naciones hermanas quedo hasta por siempre en el recuerdo de unos discursos de campaña libertadora de España. La nación pobre de Europa, España, es el modelo de los países de América Latina. El sueño de todo suramericano es ahora África del Norte. Y el sumo pontífice es argentino.
Hace 50 años América Latina, era un crisol de culturas predominantemente enfocadas en la revolución armada. El contraste ha cambiado no para mejorar, sino para seguir en el mismo discurso que quiere proponer el de solucionar la pobreza, la miseria, el agua potable, la salud, la vivienda y la educación. Sin industria, sin inversión de capitales, sin infraestructura tecnológica, sin capacitación apropiada, sin clientes en el mercado mundial. Colombia no es ajena a todo lo que les ocurre a los otros países vecinos. Brasil tiene las favelas, Venezuela tiene ranchos, algo parecido al barrio Moravia de Medellín, pero son diez y no una como Medellín. México atraviesa los mismos baches de droga que Colombia y Chile ya tiene un barrio de colombianos. Eso no es noticia, lo particular es que en ese barrio viven hasta prófugos de la justicia Colombiana.
Mientras piensan donde hacer la otra cumbre de las Américas se debería volver más costumbre promover el no pago de la deuda externa, invirtiendo en mejorar lo que hace más de cincuenta años atrás se viene repitiendo desde ahora y para siempre en el presente.