Por: Luis Pérez

Desde la antigüedad, Todos los municipios colombianos tienen unas edificaciones fácilmente identificables que se llaman Plazas de Mercados donde se distribuyen productos agropecuarios. En general, venden productos frescos y a precios más bajos que los grandes supermercados. Las Plazas de Mercados han sido referentes urbanos para todos los ciudadanos de cada época.

Estas plazas, que nacieron y crecieron con la ciudad misma, ocupan hoy espacios privilegiados dentro de la urbanización de la ciudad y otras ya desaparecieron y solo quedan en la memoria colectiva de la ciudadanía. Las que quedan, aunque han adquirido valores sustanciales, se miran en ocasiones como espacios sin dueños. No obstante la valorización, son lugares que han padecido momentos difíciles por descuido y pusilanimidad del estado.

 

Las Plazas, por ser lugares públicos con indiferencia del Estado, sufrían invasiones de avivatos o de menesterosos que veían en ellas una forma de supervivencia. Rondaban a su alrededor malos olores, descuido, invasiones, y hasta delincuencia simple. La sociedad veía las plazas de mercado como poco recomendables para los que se sienten de clases superiores. Todo porque el estado era un pésimo administrador.

En los últimos años, las plazas de mercado han sido administradas por entidades privadas sin ánimo de lucro, han alcanzado logros notables y se observa un positivo proceso de recuperación. Y de nuevo la sociedad toda vuelve a ver en ellas actividades económicas atractivas. A pesar del progreso en los últimos años, la antigüedad de sus instalaciones demanda del Estado inversiones significativas para su modernización.

En Medellin, fue famosa la plaza de Guayaquil o de Cisneros que llenó de historia la ciudad y hoy fue reemplazada por la Plaza de la Luz. Se autodestuyó por la acelerada urbanización y porque cuando la manejaba el gobierno era un caos social y un caos de orden público, que al final se volvió incontrolable y desapareció.

Asimismo, El Municipio de Medellin fue precursora de la Plaza Mayorista, en Itagui, hoy casi toda en manos de particulares, y el manejo privado le ha dado otras dimensiones que la hacen ver progresista con grandes empresas modernas.

Fue también creador de la Plaza Minorista, hoy con ubicación estratégica en la ciudad. Tuvo días aciagos cuando la manejaba una entidad pública pero hoy ha vuelto a resurgir. Esta plaza es tan importante que debe el municipio volver sus ojos hacia ella.

LA Plaza Minorista puede ser reconstruida y convertida en un organizado centro comercial agropecuario, con inversiones que permitan construir y crecer en altura la propiedad y convertirlo en un organizado supermercado agropecuario que invite a todas las personas de la ciudad a utilizarlo para sus compras de familia. Hacerlo crecer en altura y lograr un diseño espacial y de bello espacio público contemporáneo podría convertirla en uno de los lugares más atractivos de la ciudad, similares a los grandes centros comerciales urbanos. Igual podría ocurrir con las otras plazas satélites de la ciudad.

Los Municipios de Colombia están en mora de invertir directamente o en asocio con privados, en renovar y volver contemporáneas las Plazas de Mercado que mantienen un olvido indebido y que tienen un gran potencial social.