Por: Luis Pérez Gutiérrez

Los fabricantes de motos en el planeta descubrieron que la gente de menores recursos podría tener su propio vehículo. Y de ahí las motos irrumpieron como una bomba en el mercado internacional. Las motocicletas se han convertido en un suceso social sin antecedentes.

Las motocicletas están invadiendo los países menos desarrollados de buen clima y ofrecen oportunidades de ascenso social, de mejoramiento de ingresos y de movilidad cotidiana económica y rápida a los sectores menos pudientes.

 

El crecimiento de las motos en Colombia ha sido desmesurado. Mientras en el año 2000 circulaban en Colombia 1.123.764 motos, en 2011 hay cerca de 2.950.000 motos. Según investigación de la Universidad de los Andes, en el 2015, tendremos 4 millones de motos; en el 2020 habrá 5.920.000 y asi hasta el 2040 cuando se prospecta tener 13 millones de motos.

Mientras que en el año 2003 se vendieron en todo el territorio nacional 89 mil motos, en el 2004 la cifra aumentó a 150 mil 943; en 2008 se vendieron 460.000 motos, cifra histórica!; y en 2010 llegó a 248 mil 741.

Colombia va camino a tener mas motos que carros! Es un trastocamiento histórico.

La Motocicleta pasó de ser artículo de lujo y de deporte, a ser instrumento de trabajo, o de medio de transporte, o de sistema de movilidad familiar o de jerarquía social. Hoy el 99% de las motocicletas se destinan a alguna actividad productiva y solo el 1% se destina a lujo o deporte. De ese 99%, el 40% de las motos sirven a sus propietarios para aumentar sus ingresos familiares, y el 52% para abastecer su propio transporte o el de su familia.

Un asunto interesante es ver quienes son los dueños de las motocicletas. El 91% de los propietarios ganan menos de tres salarios mínimos. El 20% de los propietarios gana menos de un salario mínimo; y el 67% gana menos de dos salarios mínimos. Casi el 95% de las motos en los estratos 1,2, y 3.

En condiciones normales, se estima que quien se moviliza en una moto ahorra 20 horas mensuales en relación con quienes se movilizan en vehículos.

El bajo precio de las motos impacta también el transporte publico urbano. Se estima que una familia con moto ahorra hasta $200.000 mensuales en transporte público. Estudios internacionales indican que por cada moto que ingrese al mercado, el transporte público pierde dos pasajeros. Y como cada pasajero hace en promedio 2.5 viajes por día, por cada moto en la calle, el servicio público del transporte pierde 5 viajes dia. En particular, el número de viajes dia en transporte publico ha disminuido en las ciudades impactadas por las motos.

La motos cambiaron los hogares colombianos: El 15.1% de los hogares tienen motos. Bogotá es la menor con 5.7% pero en Antioquia el 17.3% de los hogares tienen moto. En el Valle del Cauca el 22.8%; en la zona Oriental el 15%; en la zona central del país el 20%; en el Atlántico el 15.3% y en San Andrés y Providencia el 34%!.

Las motos impactan favorablemente el empleo. Se estima que la industria de las motos produce en Colombia 1.267.300 empleos directos e indirectos. Esto la coloca en lugar palpitante de la economía. En solo mensajería y domicilios en motos se generan 800.000 empleos directos.

Estos datos tan impactantes ordenan que la Revolución de las motos no se puede ignorar. El fenómeno de dos ruedas debe hacer parte de la agenda del gobierno nacional y de los alcaldes y gobernadores. Hasta ahora el Estado no ha dado respuesta satisfactoria al desafío que impone diluvio contemporáneo de motos. Las motos no son plagas malignas como se les quiere tratar. Las únicas respuestas al fenómeno han sido restricciones y discriminaciones; y esa, no es ninguna solución.

Hay muchos problemas. Alta accidentalidad. Deterioro de la convivencia entre vehículos. Disminución de la velocidad de la ciudad. Deficiente capacitación de conductores. Y, ante todo, una falta de reconocimiento al motociclista como parte vital de la vida urbana que merece respeto y soluciones.

Urge obligar a capacitarse antes y después de obtener el pase y la moto. Solo el 14% de los motociclistas toman curso de aprendizaje en alguna escuela de conducción, el 86% aprende solo. El gobierno debe ser muy exigente con la capacitación para motocicletas.

Asimismo, la Ciudad tiene que construir carriles solo para motos. Mientras no se construyan nuevas vías, cualquier solución es inútil. Las ciudades han aumentado en siete años dos millones de motos, y ningún gobierno local ni nacional ha ofrecido un sistema vial que le de un trato digno al motociclista. La incapacidad de dar soluciones se expresa solo en decretos llenos de restricciones que hacen ver al motociclista como un paria urbano .

La revolución de las motos espera soluciones dignas en todas las ciudades de Colombia. Medidas que respeten la dignidad del motociclista y sus derechos constitucionales como la libre circulación, la igualdad, el derecho al trabajo, el respeto a quienes usan la moto como medio de subsistencia o de movilidad familiar. Hasta ahora solo se toman medidas que indignan y que reflejan incapacidad y desconocimiento de la magnitud de este fenómeno del siglo 21. Si los mas pudientes tienen su carro, los menos pudientes tienen su moto. Y merecen buen trato y espacios de movilidad dignos.