El Sistema de Gestión de la Seguridad Social y la Salud en el Trabajo protege los intereses del empleador y muestra un Estado que no garantiza el cumplimiento de los principios de Dignidad Humana y Solidaridad y de los derechos fundamentales a la Salud y el Trabajo. Esta afirmación se desprende del temor a vincular, bajo cualquier modalidad de contrato, a una persona con alguna dolencia que la pueda convertir en sujeto de protección reforzada.