Por: Francisco Galvis Ramos
Belisario Betancur dedicado a los pinceles y las paletas, César Gaviria negociando arte, Ernesto Samper huyendo de sombras tenebrosas, Andrés Pastrana jefe natural de un partido que sin razón no lo sigue, cumplen a cuál más, cuál menos, el papel de trastos viejos de la política, mientras la Nación se derrumba.
La vida de los ex presidentes es de una comodidad muy bacana, sus responsabilidades no suelen ir más allá de dar declaraciones, seguros ellos de que la gente les para bolas y de adornar con su presencia ciertas galas, de la misma manera que las porcelanas adornan las mesas de centro.
Mirando atrás recuerdo, porque fui testigo, como dos ex presidentes, Mariano Ospina Pérez y Guillermo León Valencia, se echaron literalmente al hombro a su partido para mantenerlo vigente en medio de extraordinarias dificultades, claro que en frentes y por motivos distintos.
Ahora, en el mucho más acá, asistimos desde ayer 16 de septiembre a la renovada consagración de una vida al servicio del República, descaecida por efecto de las felonías del presidente de turno y de las equivocadas políticas que han conllevado a la postración moral del régimen.
Como venida de lo alto de los viejos templos, sonó temprano la campana mayor de la Patria para anunciar que se propone encabezar la lista de Senado por el Centro Democrático con miras a las elecciones de 2014 y a la vez difundir el programa a que estará sometida la representación parlamentaria, con la reivindicación de políticas exitosas y la formulación de soluciones a necesidades sentidas que la población reclama con ahínco y esperanza.
Mientras que Álvaro Uribe Vélez pone su propio pecho, su hombría plena de experiencias y dolores y se pone al frente de la armada invencible, los opuestos debaten, cavilan, no duermen y consultan el tarot, tratando de encontrar los alfiles y peones que le opondrán, en eso que será un anunciado suicidio colectivo.
Por primera vez en muchos años el derroche de recursos públicos no obrará el milagro de torcer la voluntad popular, mortificada como está con los desvaríos del presidente y la ausencia de carácter en la clase política y empresarial que lo circunda, que si nos descuidamos tantico nos llevan a ingresar a la órbita del castro chavismo y a seguir regalando los bienes del Estado.
El doctor Uribe Vélez con su ejemplo nos convoca en firme a ponernos en pié, a desahogar gritos, a formar nuestra voluntad resuelta en orden de batalla para ir al frente a pelear por Colombia, con bizarría, sin desmayos.
No sé cuántos definitivamente seamos, pero somos más que los restantes sumados. No sé cuán valientes seamos, pero los vamos a sacar corriendo. No se cuánta razón tendremos, pero sí estoy seguro que ellos no la tienen, ni la tendrán.
Tiro al aire: y lo dijo Quintiliano “para salvar una Patria agonizante, todo remedio es justo, cuando es necesario”.