La reciente carta del excanciller Álvaro Leyva al presidente Gustavo Petro, no sólo es un llamado urgente a la reflexión, sino una denuncia de fondo sobre la crítica situación del mando presidencial en Colombia. Una denuncia dolorosa, sí, pero necesaria. En ella, Leyva —hombre de trayectoria, cercanía al poder y conocimiento profundo del Estado— revela con preocupación lo que muchos ya temíamos y lo que otros tantos han preferido callar: que el Jefe de Estado podría estar enfrentando problemas de adicción.