Gabriel Zapata Correa
Del subsidio de transporte en Colombia comenzó a hablarse en el año 1967, durante la Presidencia del Dr. Carlos Lleras Camargo, cuando para entonces, estudiantes de la Universidad de Antioquia se beneficiaron con la ayuda estudiantil. Cuarenta años después seis municipios de Antioquia, especialmente Medellín y el departamento de Risaralda volvieron a dar ejemplo de responsabilidad social al implementar dentro de sus políticas de gobierno este beneficio, que aunque a veces ha sido intermitente, es el único que le ha apuntado a favorecer a los estudiantes de estratos 1. 2 y 3 para que puedan movilizarse con mayor facilidad a las aulas de clases, contribuyendo a la debilitada economía de los hogares y evitando deserciones escolares.
Mientras en países como Chile, Brasil, Méjico y en algunos europeos se ha llegado a hablar del subsidio de transporte para estudiantes como un derecho adquirido, porque los gobiernos promueven tarifas diferenciales que beneficien a la población más vulnerable, en Colombia aún falta mucha voluntad de gobiernos y empresarios para que se establezca el tiquete estudiantil como una responsabilidad social política permanente.
Desde el año 2004, las autoridades municipales, el Metro de Medellín y el gremio del transporte público colectivo de la ciudad vienen dando ejemplo al resto del país, con la aplicación y perseverancia del programa. Para esta fecha y por un periodo de dos años continuos, el sólo gremio del transporte público de pasajeros le subsidió un 50% y diariamente el pasaje a por lo menos 50 mi estudiantes de la región metropolitana; esto sumado a los 12.500 tiquetes que aportó el Metro de Medellín. La contribución correspondiente al 50% del valor del pasaje, significó un ahorro para cada una de las familias de $186.000 al año, respecto al valor total de la tarifa que el estudiante debió pagar por sus desplazamientos en bus, buseta o microbús públicos. La economía en los hogares osciló entre el 45% y 52% del costo del transporte escolar.
Este año y con una convicción más profunda, se imprimirán 900.000 tiquetes mensuales para beneficio de alumnos y padres de familia; con estas cifras, Medellín le demuestra a los demás municipios del país, que si se puede establecer una política que ampare a los educandos, extensible a los transportes masivos y que el subsidio de transporte no es un privilegio de otros país.