Por: Diego Calle Pérez.
Tramadera, tramar: disponer o preparar con astucia o dolo un enredo, engaño o traición. Se la pasan tramando, se la pasan hablando, se la pasan mostrando lo que van hacer y nunca lo gestionan, salen al tiempo con otra cosa. Se la pasan inventándose como quemar el presupuesto nacional, en obras que repiten, como los puentes que se elevan y caen como un naipe. Traman en los informes de papel, la tinta puede con todo. Traman con el informe del noticiero y con los allanamientos que después son descubiertos como la casa aquella donde nunca se encontró la famosa caleta.
Traman con camuflados, con munición y después de meses se sorprende la ciudadanía, era un montaje, para justificar una masacre. Traman con la detención, se hace visible por los noticieros, luego se escapa y ni siquiera lo vieron en las cámaras de seguridad. Todo parece una escena de película, tienen el maquillaje, el libreto preparado, el guionista es un abogado que se hace visible por medio de testigos que ha pagado para desviar la investigación. Traman con la salida al monumento, dejando el ramillete de laurel, diciendo palabras que no dimensionan, en su lenguaje repetitivo, combatir la corrupción.
Tramadera es la que hemos visto en estos últimos años, viendo repetir los mismos escenarios de pobreza, falta de medicamentos, agua potable y vías de comunicación. Pavimentan un tramo de la carretera, cualquiera que sea, la subregión no importa y el departamento, a los meses se ven otra vez los huecos, el desastre ambiental, es peor del encontrado, en el nacimiento de la quebrada. Tramadera es la que vemos en los planes de desarrollo municipal, sin control de las veedurías y sin la contraloría tratando de colocar las alertas, al cumplimiento de las promesas, de campaña para llegar a manejar la gerencia municipal.
Tramadera es la que hemos visto en los últimos años repetir y repetir un discurso que agota la paciencia de los contribuyentes a la DIAN, un discurso repleto de incoherencias, un discurso de palabras iguales que salen desde la casa presidencial, tramadera entre la palabra y la obra sin gestionar, las millonadas perdidas y sin dar cuenta de la justicia nacional. Tramadera de estar pensando cómo acabar con la tranquilidad de los empresarios pagando hasta más no poder por la seguridad nacional y los gastos en educación, cultura y recreación migajas estilo cenicienta. Tramadera sin más no poder, se van a reventar de gordos sin poder respirar, de tantas mentiras sin argumentos del presupuesto. Tramadera.