Después de mi familia, a la que he guiado con amor y educación para que sea parte fundamental de una sociedad cada vez mejor, Dios ha decidido que mi proyecto de vida sea el servicio a la sociedad. Hacía allá encaminó mi destino cuando creó las condiciones para que fuera alcaldesa de Alejandría en dos ocasiones. Al frente del Ejecutivo de este importantísimo y hermoso municipio del Oriente antioqueño, comprendí que el servicio público en busca del bienestar y la dignidad de la gente, es un compromiso que se debe asumir con la mente, el alma, el corazón y todo el ser puesto al servicio del interés general.
Así empecé a asumir el papel político en el que Dios y el pueblo quisieron que encaminara todo mi esfuerzo. Luego comprendí que podía hacer algo más, tanto por mis coterráneos como por mis paisanos de los 125 municipios antioqueños. Guiada por este deseo y la convicción de que la política bien entendida es una excelente herramienta para trabajar por mejores condiciones de vida para la gente, llegué a la Asamblea Departamental de Antioquia.
En esta Corporación me encontré con 25 colegas ansiosos de cumplirles a sus electores y a los seis millones de antioqueños, la promesa de hacer más por el bienestar de todos. Y de la mano de un Gobierno elegido por más de 900 mil votos para hacer de “Antioquia la Más Educada”, como presupuesto de un Departamento con mayor crecimiento económico y más desarrollo social, he vivido estos tres primeros años con la satisfacción de muchísimas metas alcanzadas.
Pero debo confesar que también he sufrido decepciones como la de descubrir que ante la opinión, la Asamblea es invisible. Ante preguntas como qué es una Asamblea, qué hace la Asamblea, qué es un diputado, qué hacen los diputados, qué relación política y administrativa tenemos con la Gobernación, las respuestas son vagas, porque a la Asamblea realmente le falta proyección.
Ese es, entonces, uno de mis propósitos: lograr que nuestra función sea más conocida y reconocida. Importante el esfuerzo realizado con las sesiones descentralizadas, las cuales nos han permitido llegar al alma de la opinión en algunas subregiones, pero tenemos que hacer uno mayor para que la imagen de la Asamblea se posicione en la mente, no sólo de los políticos sino de la comunidad, en general. Y así, en las próximas elecciones, haya menos gente que se pregunte: “¿votar para diputado? ¿Y eso qué es? ¿Y para qué? ¿Y qué es una Asamblea?”. Podremos lograr que menos electores se abstengan y más electores informados y conscientes participen legitimando nuestro papel, como generalmente lo hacen con la Gobernación, las alcaldías y los concejos.
El Gobierno Departamental es muy importante en la materialización de este propósito. Algo de su indudable proyección social, política y administrativa, Señor Gobernador, le debe corresponder a la Asamblea. Con el reconocimiento a nuestra labor constitucional y legal, más allá del control político tan necesario, los diputados empezaremos a tener mayor presencia positiva y práctica en la opinión. Nuestro papel en la planeación, en la definición del presupuesto, en la celebración de contratos, en la negociación de empréstitos, en las inversiones, en el apoyo financiero, en la enajenación de bienes, en el crecimiento económico y en el desarrollo social de los municipios y el Departamento, es el de parte de un equipo cuyos resultados también deben ser reconocidos a la Corporación como parte del equipo y no sólo al Ejecutivo.
Mejor dicho: el reconocimiento público y desinteresado a nuestra labor política, constitucional y legalmente imposible de soslayar, es respeto y afirmación a nuestra dignidad política.
Ya lo he dicho: por encima del control político que debemos seguir ejerciendo con total independencia, autonomía y coherencia -con la firme finalidad de ayudar a que el Departamento se administre cada vez mejor sin que el humo turiferario le impida al Gobierno ver las equivocaciones humanas, seguramente bien intencionadas-, los diputados fuimos elegidos para apoyar a la Gobernación en todas las acciones administrativas que beneficien a los antioqueños.
Con la convicción de que no podemos convertirnos en “un palo en la rueda” de la buena gestión que le reconocemos al gobernador Sergio Fajardo y a su equipo de colaboradores, debe quedar en claro que no somos apéndice del Gobierno en este sagrado recinto de la democracia, y que como Presidenta representaré a los diputados que por unanimidad me eligieron y, en consecuencia, los intereses generales de la comunidad que espera lo mejor del trabajo en equipo entre la Gobernación y la Asamblea.
Los medios de comunicación son también esenciales en la realización del propósito de una Asamblea más visible. Su presencia, respetados periodistas de la capital y de las provincias, es fundamental en la divulgación de los actos y las decisiones de la Duma. Y la reflexión va en el mismo sentido de la que acabo de hacer frente al Gobierno: no son sólo los debates de control político, generalmente precedidos por la controversia y a veces por la pugnacidad, los que deben marcar la agenda informativa.
Con todo respeto por la libertad que debe orientar su actividad -tan importante para la consolidación de nuestra democracia y, en el mismo sentido de nuestro trabajo político, basada en los principios básicos de la verdad, la independencia y el bien común-, los quiero invitar a que nos acompañen en la divulgación y promoción de las decisiones que adoptamos de la mano del Gobernador y su equipo, encaminadas al crecimiento y desarrollo de los antioqueños.
Quiero manifestarles mi respeto y admiración. Igualmente para ustedes, solicitaré respeto y afirmación a su dignidad como comunicadores y periodistas, de los funcionarios y servidores públicos que ocupamos estos dos edificios para cumplir con las expectativas de bienestar de quienes nos eligieron y quienes no lo hicieron.
Para hacer realidad el propósito de enaltecer la labor de ustedes, a partir del 1 de Enero habilitaremos la oficina para los periodistas.
Para mis dos compañeras diputadas y para mí, no pediré respeto y consideración diferentes a los que nos merecemos como personas capaces. Quiero decir que no espero contemplaciones por ser mujer y aclarar que no fui elegida Presidenta por ser mujer. Aquí no he sido objeto de SO-RO-RI-DAD, que es como algunas denominan la solidaridad entre las mujeres. Debo reconocer, al contrario, que por el apoyo de los hombres, conscientes de nuestros méritos, es que muchas mujeres ocupamos importantes dignidades en los ámbitos público y privado. Espero, con el acompañamiento de mis dos colegas mujeres y de mis 23 colegas hombres, realizar una excelente gestión por todos los hombres y todas las mujeres de Antioquia.
Sin embargo, es imposible obviar esa condición connatural que la sociedad le otorga a la mujer de persona organizada, disciplinada y buena administradora. Realmente no se sí sea natural o aprendida, pero me siento impelida a pedirles a mis colegas que este último período en la Asamblea se caracterice por la puntualidad, el orden y la disciplina.
No podemos escapar a las características especiales de un año electoral como el que viene. Las actividades proselitistas inherentes a nuestra profesión política, habrán de distraernos. Pero no podemos olvidar que nuestro compromiso con Antioquia es hasta el 31 de diciembre de 2015. Por tanto, debemos adoptar medidas urgentes para que las sesiones ordinarias y las extraordinarias que demanden las necesidades del Gobierno y del Departamento, no se vean interrumpidas.
Nadie niega la importancia del año electoral que se avecina, inclusive para los habitantes de Antioquia a quienes habrá que presentarles buenos candidatos y excelentes propuestas, para que el 25 de octubre lleguen a las urnas con suficientes elementos de juicio para elegir a un buen gobernador, buenos alcaldes y buenos diputados, concejales y ediles. Porque hacerlo bien, sin compra de consciencia, es el fundamento de la garantía de bienestar general, calidad de vida y dignidad humana que nuestro Estado Social de Derecho les ha prometido a los colombianos.
De hecho, nosotros mismos, si buscamos ser reelegidos, debemos ser consecuentes, honestos y decentes: tenemos que cumplir a cabalidad la misión que nos fue encomendada en 2011, para que aspiremos con la frente en alto a ser nuevamente premiados por la voluntad popular
Pese a la distracción electoral, el año entrante tenemos que seguir pensando en Antioquia con nuevas iniciativas inteligentes y pertinentes en beneficio de sus seis millones de habitantes.
Con la evaluación permanente del cumplimiento del plan de desarrollo, para que la educación, la salud, las vías, la seguridad, las mujeres como las más afectadas por la violencia, sea una prioridad en todos y cada una de las agendas, nuestros niños, jóvenes discapacitados y ancianos no sigan siendo de segunda en los programas; y así podamos hacer de Antioquia no solo la más educada sino la de mayor crecimiento y desarrollo social.
Al señor Gobernador, su gabinete y entidades descentralizadas, les agradezco su comprensión, atención y compromiso con la armonía y el respeto, para que juntos podamos lograr el anhelo de una de una Antioquia segura, justa y equitativa.
Finalmente, quiero darles gracias a los antioqueños que creyeron en mí. Decirles que espero no haberlos defraudado como diputada y que mi anhelo es hacerlo muy bien como Presidenta, por ellos y seis millones de antioqueños más.
Debo agradecerles a mis 25 compañeros la confianza depositada en mí para el ejercicio de esta dignidad en el último año como diputados elegidos en 2011. Desde ya, les agradezco a mis colegas de la nueva Mesa Directiva, Esteban Quintero, en la Vicepresidencia Primera; Saúl Úsuga, en la Vicepresidencia Segunda; y Manuel González, en la Secretaría General, el trabajo que habremos de desempeñar de manera armoniosa, comprometida y mancomunada, con la ayuda del resto de corporados.
Al personal administrativo de la Asamblea, también le doy gracias por adelantado, porque estoy segura de que haremos sinergia para que su respectivo equipo, las diferentes bancadas y la Corporación, en general, hagamos el mejor trabajo pensando en el beneficio de Antioquia.
Al señor Gobernador y a su Gabinete, les agradezco su comprensión, atención y compromiso con la armonía y el respeto, para que podamos hacer de Antioquia no sólo “la más educada” sino la de mayor crecimiento y desarrollo social.
A mis hijos, mi esposo, mi familia y mis amigos, igualmente les agradezco su comprensión y apoyo. Ya se han aguantado tres años a una madre, una esposa, una familiar y una amiga diputada. Ahora deberán hacerlo con una Presidenta, cuya dignidad posiblemente la mantenga un poco más alejada. Pero Antioquia, también habrá de agradecerles ese sacrificio.
A Dios, que es el primero en todo, lo dejo de último para que le queden sonando en sus oídos omnipresentes mis eternas gracias por haber decidido que mi proyecto de vida fuera el servicio a la sociedad, poniendo en mi camino cada día los insumos necesarios para ayudar, ahora como Presidenta, a buscar el bienestar y la dignidad de toda la gente de Antioquia.