Creo que no hay medio de comunicación que por estos días haya dejado de hablar de la reforma política; todos y todas sospechamos que será algo muy importante en materia política y democrática para el país, y digo sospechamos, porque de pocos lados hemos tenido la información desglosada y pedagógica que requiere un tema como este.
Éste no debe ser un tema exclusivo de quienes nos interesamos por la política como ejercicio personal y colectivo, pues vale la pena resaltar que toda nuestra vida y cotidianidad está mediada por ella, y por tanto no está bien que los ciudadanos se vean excluidos de la discusión.
Para empezar es necesario saber que cuando hablamos de Reforma Política lo hacemos principalmente para referirnos a una reforma constitucional sobre asuntos relacionados con la actividad política, proveniente bien sea del Constituyente Primario (El pueblo) o del Constituyente Secundario (El Congreso de la República), contando con instrumentos correspondiente en cada caso como la Iniciativa Popular de Referendo o el Acto Legislativo.
Para comprender también es importante conocer antecedentes, pues la reforma política que presenta el actual Gobierno Nacional no es la primera en la historia; desde la Gran Reforma Política de la Asamblea Nacional Constituyente, que produjo la Constitución Política de Colombia de 1991, se han presentado diversos intentos exitosos y fallidos; tal es el caso de la Cifra Repartidora, el Voto Preferente, la Lista Única, la Reelección Presidencial y el Frente Nacional, entre otros.
Teniendo en cuenta lo anterior, continuo: ¿qué es lo que ocurre hoy? resulta que la Reforma Política coyuntural que experimenta el país, se expresa por un lado en la Iniciativa del Gobierno Nacional de reformar varios artículos de la Constitución Política que, según sus argumentos, busca dos objetivos: 1) Fortalecer y democratizar los partidos políticos; se habla del aumento en el umbral de votos que requiere un partido para conservar su personería jurídica, asunto que resulta poco conveniente para los grupos significativos de ciudadanas y ciudadanos, que sin poseer las grandes maquinarias de los grandes partidos, quieren entrar en la contienda electoral; y 2) Sancionar los Partidos Políticos y los candidatos involucrados con el narcotráfico y los Grupos Armados Ilegales, contemplando la figura de la Silla Vacía, es decir que quien pierda la curul no podrá ser reemplazado por los candidatos o candidatas con votación siguiente dentro de la misma lista, sin embargo preocupa que esta disposición sólo será aplicable a partir de 2010, cuando los congresistas involucrados actualmente en el llamado proceso de parapolítica ya habrán culminado su periodo, y así resulta muy cómodo y conveniente, porque estarán haciendo reglas para castigar a los que en el futuro quieran incurrir en delitos, sin contemplar claramente en la propuesta las causales para sancionar a los Partidos Políticos que hoy incurran en esta “conducta”.
Adicionalmente sorprende que la Reforma contempla la prohibición para que actuales concejales y diputados renuncien a sus cargos y se presenten como candidatos al Congreso de la República. En este orden de ideas el Artículo 16 reza: "nadie podrá ser elegido para más de una corporación o cargo público, ni para una corporación y un cargo si los respectivos períodos coinciden en el tiempo, así fuere parcialmente. La renuncia a alguno de ellos no elimina la inhabilidad". Varios puntos de esta reforma tocan el cuestionamiento que varios especialistas ya han esbozado ¿fue pensada para que estuviese a la medida del bolsillo del actual Congreso de la República?
Muchas y muchos le hemos apostado a tener una ciudadanía deliberante e informada que pueda decidir sobre los asuntos que le atañen; acá sólo puedo referirme a unos cuantos puntos, más no es posible que el país se siga concibiendo a espaldas del pueblo y, aun peor, que los medios de comunicación olviden su función de informar y educar, mientras una parte de la clase política siguen aprovechando el escenario de la desinformación para generar las cortinas de humo que requieren para mantenerse en el poder.