Por: Jorge Gómez Gallego
El columnista León Valencia escribió en la revista Semana el pasado 23 de octubre un artículo en el que defiende la sanción impuesta a los ingenios azucareros por la Superintendencia de Industria y Comercio mediante la Resolución 80847, disposición que además ordena revisar el FEPA, Fondo de Estabilización de Precios del Azúcar.
Pero en el escrito no solo defendió la sanción, sino que se fue lanza en ristre contra quienes han osado criticar la medida y que, como en el caso del Senador Robledo, han ido más allá alertando sobre lo que le viene “pierna arriba” a la producción nacional de azúcar y panela.
La lectura del libelo causa franca molestia, pues no es honrado mezclar de manera mañosa dos verdades que no se niegan mutuamente. Es real la inaceptable explotación que los dueños de los ingenios azucareros han ejercido desde siempre sobre sus trabajadores, pero también es cierta y concreta la amenaza que hoy se cierne sobre la existencia misma de la producción nacional de azúcar y panela y si la sociedad no reacciona, veremos desaparecer un sector vital para la economía nacional como en el pasado vimos desaparecer el trigo, el algodón, la industria textil y tantos otros. Como también es verdad que la desaparición de esas ramas de la producción no implicó mejoría alguna para la vida de quienes subsistían de esa actividad. Por el contrario fueron arrojados a vivir y trabajar en peores circunstancias.
Invocar de manera farisea los intereses de los trabajadores y de los consumidores para justificar cualquier medida que se adopte contra la producción de azúcar es mucho menos honrado. ¿Dónde ha estado León Valencia cuando los corteros de caña han librado valerosas batallas en defensa del derecho a organizar sindicatos y tener salarios dignos?
Yo les quiero contar donde ha estado el Senador Robledo en estas gestas. Abran los siguientes enlaces, para que no solo el cronista, sino todos aquellos que se tomen el trabajo de leer estas reflexiones, se enteren que Robledo y el POLO han estado del lado de los trabajadores desde siempre y lo siguen estando hoy.
(http://bit.ly/1l4VJu0) (http://bit.ly/1B4YXAX) (http://bit.ly/1P6IghG) (http://bit.ly/1Wsip8e) (http://on.fb.me/1Rqqd3O) (http://bit.ly/1Wsiwk8)
Pero como dice el dicho, “una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa”. Es evidente que estamos frente a un complot de las multinacionales y los vendepatria que gobiernan a Colombia contra la producción de azúcar y panela. Hay que recordar que la suerte de la panela está ligada indefectiblemente a la del azúcar, hacen parte de lo que se denomina la cadena del dulce.
Coca Cola, Bimbo, Nestlé, SabMiller son los nombres de las multinacionales que encabezan el complot. Juan Manuel Santos, la Ministra Cecilia Álvarez, el propio Superintendente Pablo Felipe Robledo son sus cómplices y ahora viene a hacerles compañía como socio menor y “legitimador” el columnista de marras.
Fíjense lo que dice: “Pero lo más grave es que esta izquierda (Robledo) y estos sindicalistas (CUT, CGG y CTC), presos de un discurso nacionalista sin sentido en este momento cúlmen de la inevitable globalización, no han logrado siquiera la plena formalización de los corteros de la caña que trabajan de sol a sol con salarios precarios y prestaciones irrisorias que los ingenios proveen a través de empresas satélites”.
No cabe en el campo democrático en Colombia quien defienda, a sabiendas de las desastrosas consecuencias que conlleva para la soberanía, el trabajo y la producción nacionales, la globalización neoliberal; o como la denominó con un nombre mucho más preciso Francisco Mosquera: la recolonización imperialista.
Robledo ha sido claro en el asunto y ha dicho 3 cosas que no se pueden desdibujar con escritos melifluos: la sanción de la Superintendencia desde el punto de vista jurídico tiene serios reparos que deberán ser resueltos por las autoridades competentes; el monto de la multa es desproporcionado y podría desestabilizar el sector. Hay 2 hechos recientes que dan cuenta de pasos de animal grande que se sienten contra la producción de azúcar y de panela: uno es el Decreto que está a punto de firmar el Presidente Santos bajando los aranceles para la importación de azúcar y otro es el anuncio que Colombia ingresará como adherente al TPP, otro TLC que nos impone Estados Unidos, en el que las principales víctimas serán los productores de azúcar y de palma de aceite. (http://bit.ly/1NmNSmL)
No falta sino que el señor Valencia nos diga que hay que acabar con la producción de palma africana porque en esa actividad tienen o han tenido intereses reconocidos paramilitares. Como pueden ver se trata de otro que cuando es traicionado por su pareja, vende el sofá en el que le pusieron los cachos.